Por Mariangel Suárez Así lo veo yo
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Quizás seamos una cuerda de ingenuos. O tal vez, un montón de ilusos creyendo en lo que por muchos años nos enseñaron. Por qué no, seguramente, somos catalogados de tontos, o locos, o soñadores. Pues quizás acepte varios de esos adjetivos, porque estoy segura que, en algún momento nos los hemos merecido, pero igual hoy, tal cual en meses pasados, acudiré a la cita con la democracia venezolana, para algunos extinta, para otros mentira, y para la mayoría la oportunidad de utilizar lo que tengo a mano para expresarme. Por ello hoy, voy a votar.

Cuando arrancó este año 2017, pues claro que uno de mis deseos fue: nuevo año sorpréndeme. Faltan menos de tres meses para que se acabe y, sinceramente, aún no me creo lo que nos ha tocado. Es verdad que nadie, al menos a mí, nos preparó para lo que estamos experimentando, pero tampoco pensé lo fuerte que podemos llegar a ser anta tanta adversidad.

Que empeño rojo en destruir este país. Y no tengo la menor duda de que lo han logrado. De que sin poder evitarlo, han soltado todos los males imaginables y no imaginables de esta nación. Han separado a millones de familias. Saqueado nuestras reservas desde muchos frentes. Pero también son responsables del nacimiento de quienes como yo, como tú y como muchos ahora pasan a ser la reserva moral de esta tierra.

Este día es para respirar. Vamos a vencer la apnea. Tenemos que estar bien, fuertes. Es algo así como tener miedo, pero no dejar de hacer las cosas, así la hagamos con miedo. Apretemos, respiremos profundamente, observa lo que te rodea, porque vale la pena. No puede ganar la desidia, la injusticia y la maldad. Vamos a negarnos a que esto sea así. Aprendimos a disfrutar de lo sencillo, y no sabíamos cómo era, pero ahora sí. Respiremos, estamos aquí vivos y luchando. No olvidemos, que muchos se fueron, mejor dicho nos los arrebataron. Pero seguimos siendo millones de buena voluntad.

Vamos a quitarnos la sensación de ahogo. Por muchos años pensé que la “impotencia” era el peor sentimiento que podíamos albergar hasta que experimenté la desesperanza y la incertidumbre. Este proceso de transformación cultural que nos han obligado a vivir nos está dejando profundas huellas, que estoy segura que el tiempo sabrá poner en su lugar, pero mientras tanto nos pasará como esa frase de García Márquez “recordar es fácil para quien tiene memoria, olvidar es difícil para quienes tienen corazón”.

A nosotros los venezolanos nos obligaron a sólo recordar los buenos tiempos, por eso está siendo difícil olvidar el país que tuvimos, sencillamente porque lo llevamos en el corazón. Seguimos Venezuela, los países no se acaban los gobiernos sí. Aquí estamos otra vez, como ayer, como hoy y como estoy segura estaremos mañana.

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