Entramos en la recta final. El próximo domingo 15 de octubre los venezolanos tenemos una cita más en la lucha por el Cambio en Venezuela.

Quizás usted apreciado lector ya esté saturado de los números con los que cuenta la Unidad; todos los estudios de opinión, menos el de Hinterlaces, indican que el régimen resultará severamente castigado; y no es para menos ya que sin lugar a duda puso a los venezolanos a pasar hambre, miseria y a morir de mengua por falta de medicinas.

El tema del hambre es desgarrador y sin precedente en la historia de Venezuela. Resulta increíble y difícil de aceptar, saber que seis de cada diez venezolanos comen dos o menos veces al día; y a veces ni comen. Esto, sin duda, es una de las principales razones para ir a votar.

Para que no sea en vano la lucha en la que fueron brutalmente reprimidos millones de venezolanos durante cuatro meses ininterrumpidos, y asesinados 120 jóvenes como David Vallenilla, Armando Cañizales, Neomar Lander, Paúl Moreno; y las otras 116 víctimas que no nombro por cuestión de espacio, pero que están presentes; hay que ir a votar.

La tercera razón, de las miles que hay, por la que debemos salir a votar el 15 de octubre, y seguro estoy que usted también lo hará, es por nuestro futuro. No hay mejor país en el mundo que Venezuela; fue en ella donde nos graduamos, donde seguimos trabajando y seguimos luchando con el alma y nuestras fuerzas para recuperarla; pero como deseos no preñan; además de votar, se tiene y se debe defender el voto.

En el 2007 la voluntad de todos y cada uno de los venezolanos que participaron en la enmienda constitucional del 2007, fue defendida; lo mismo ocurrió en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015; donde la Unidad ganó 113 diputados; cuando las encuestas más alentadoras apuntaban a que serían entre 70 y 80.

Con toda la responsabilidad del caso, hoy podemos decir que el próximo domingo, la Unidad ganará entre 17 y 19 gobernaciones; mientras que el Psuv sólo obtendría siete o cinco; lo que se traduciría en el segundo peor momento para el partido de Gobierno; sobre todo después de los supuestos ocho millones de votos que obtuvieron en la elección de la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente hace dos meses y medio.

Como deseos no empreñan; y encuestas tampoco, el verdadero resultado está en la participación y en el compromiso de defensa de la voluntad de cada venezolano que acudirá a las urnas electorales con la esperanza y la convicción de lograr el Cambio. El triunfalismo en base a encuestas es dañino; la elección se gana con participación.

Hay que animar al que todavía tiene el cassette en su cabeza de la abstención, hay que movilizar y ayudar en el traslado a quien no puede llegar al centro electoral, ofrézcase como voluntario para ser testigo o miembro de mesa; vote por la tarjeta donde esté la cara del candidato; si todo esto se cumple al pie de la letra, no tenga duda que el Cambio se logrará.

Como dice la letra del jingle de esta contienda electoral de la Unidad: “Somos un pueblo que nadie domina, desde hace tiempo somos mayoría (…) Vota en protesta. Si vas a votar ganamos la partida”.

La peor diligencia es la que no se hace, y en tiempos como los que vivimos es mucho peor; por eso cierro este artículo con una frase que hace unos día me dijo la señora Amelia y que no deja de retumbar en mi cabeza: “dejar de votar no tiene perdón de Dios”.

Edward Rodríguez

@edwardr74

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