Viernes 13 de enero 2017 – hora 10:03 am

La historia recordará que, a una semana de abandonar la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos Barack Obama puso fin a la política de «pies secos, pies mojados». Durante más de dos décadas, esta política ha permitido a los cubanos que tocan suelo estadounidense permanecer de manera legal en el país y acceder a la residencia.

Hasta este jueves. Tanto Obama como el gobierno cubano, por razones distintas, celebraron el acuerdo bilateral con el que se ha puesto fin a los beneficios migratorios para los cubanos en EE.UU., y que se enmarca dentro del proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países iniciado a fines de 2014.

«Vamos a tratar a los inmigrantes de Cuba igual que a los de otros países», señaló Obama a modo de resumen en un comunicado emitido por la Casa Blanca.

Con este acuerdo el gobierno de La Habana se comprometió a aceptar de vuelta a los nacionales de su país con orden de expulsión en Estados Unidos, algo que no sucedía hasta ahora.

¿Qué ganan y pierden ambos gobiernos con este cambio drástico en las políticas migratorias de Estados Unidos hacia los nacidos en la isla?

Pies secos y pies mojados

El anuncio de este jueves se produjo tras casi un año de negociaciones en las que ambos gobiernos hicieron concesiones.

La política de «pies secos, pies mojados» fue dispuesta por Bill Clinton en 1995 después de que una avalancha de balsas provenientes de Cuba comenzó a desembarcar un año antes en las costas de Florida debido a la grave crisis económica en la isla.

Según la disposición presidencial, si los cubanos lograban pisar suelo estadounidense, se quedaban y podían acceder a la residencia y otros beneficios.

Si eran interceptados por las guardia costera en el camino, eran devueltos a la isla o enviados a un tercer país.

Todo eso se terminó con el anuncio de Obama.

Lo que Cuba celebra

El gobierno cubano celebró la decisión de Obama, que calificó como «un importante paso en el avance de las relaciones bilaterales».

«La política de ‘pies secos, pies mojados’ constituía hasta ahora un estímulo a la emigración irregular, al tráfico de emigrantes y a las entradas irregulares a los Estados Unidos», señaló un comunicado que emitió la administración de Raúl Castro.

Otro aspecto del acuerdo que formaba parte de las demandas del gobierno de La Habana para normalizar las relaciones diplomáticas con EE.UU. es el fin del programa de admisión provisional para profesionales cubanos de la salud.

Para el ejecutivo cubano ese programa era «una virtual operación internacional de robo de cerebros promovida por el gobierno de los Estados Unidos desde 2006 y un atentado contra las misiones médicas humanitarias y solidarias de Cuba en países del Tercer Mundo».

Lo que Cuba concede

En el marco del acuerdo anunciado este jueves, Cuba también tuvo que hacer concesiones.

La más significativa de ellas es que recibirá a los cubanos con órdenes de deportación en Estados Unidos, algo a lo que el castrismo se opuso durante décadas.

En este grupo se encuentran al menos 2.746 que partieron del puerto habanero de Mariel en 1980 y que Estados Unidos desea expulsar de su territorio.

Cuba aceptará también el regreso de otros cubanos que migraron en otros momentos sobre los que penden órdenes de deportación, pero después de un análisis caso por caso.

La Fundación Nacional Cubano Americana, una organización con base en Miami, Florida, señaló que la política de «pies secos, pies mojados» nunca fue una alternativa justa y efectiva, y que «la solución al problema cubano no puede encontrarse en otro lugar que no sea Cuba».

En repetidas ocasiones los sectores de la disidencia cubana han señalado que el «éxodo» de cubanos servía al gobierno de la isla como una válvula de escape para reducir los problemas internos.

«Huir no es ni nunca será la respuesta», apuntó la Fundación en un comunicado.

¿Y Estados Unidos?

En Estados Unidos la noticia del acuerdo causó reacciones encontradas.

Mientras políticos como el alcalde republicano de Miami, Tomas Regalado. consideran que el anuncio del jueves es «el regalo de despedida de Obama a Raúl Castro», hay analistas que creen que Estados Unidos se libra un problema al acabar con la política de «pies secos, pies mojados».

«Los ciudadanos cubanos que intenten ingresar a los Estados Unidos ilegalmente y no califiquen para recibir ayuda humanitaria estarán sujetos a remoción, de acuerdo con la ley de Estados Unidos», explicó Barack Obama en su comunicado de este jueves.

La cantidad de cubanos que ingresaron en Estados Unidos entre 2014 y 2016 aumentó dramáticamente.

Pasó de menos de 25.000 en 2014 a más de 45.000 personas en los últimos tres años, según el centro de estudios Pew, con base en Washington.

La explicación que dan los expertos en migración para que la cifra se haya duplicado es precisamente el descongelamiento de las relaciones entre ambos países en este periodo de tiempo.

El mismo portavoz de la Casa Blanca reconoció en una conferencia de prensa que el el éxodo cubano aumentó porque una decisión como la anunciada este jueves «se veía venir».

En ese sentido, el senador demócrata por Florida Bill Nelson apuntó que la medida permitirá «prevenir que las personas abusen» de los privilegios migratorios que revocó Obama.

Al llegar a Estados Unidos, los cubanos tienen derecho a acceder a varios programas de ayuda gubernamental.

Los habitantes de la isla que pisan suelo estadounidense reciben en los primeros meses ayudas que pueden ascender hasta los US$8.500.

Según informó el diario Sun Sentinel, sólo en 2014, la ayuda estadounidense a los inmigrantes cubanos llegó a los US$680 millones y que esa cifra pudo crecer considerablemente el año pasado.

Tomando como base estos datos, en abril de 2016 el senador cubanoestadounidense Marco Rubio presentó una enmienda para frenar el otorgamiento automático de beneficios a los inmigrantes cubanos.

Con la decisión anunciada este jueves, la iniciativa de Rubio probablemente ya no será necesaria pues se anticipa que la cifra de cubanos que ingresarán en EE.UU. se reducirá de manera considerable.

BBC

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