Por Mariángel Suárez Así lo veo yo

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Nos hemos quedado solos. En las casas, en las calles, en las empresas, definitivamente solos como ciudadanos en un país con un “realismo mágico” difícil de explicar y de entender. Somos testigos diarios de un entorno difícil, injusto y hasta cruel pero que, definitivamente, no nos define como venezolanos.

Estar solos es una cotidianidad. Si Venezuela fuese una mujer, estaría a merced de la fina pluma de Cortázar y de sus agudas frases, una de ellas, daría en el centro de la diana en este momento, porque es lo que pienso que hacen muchos con los sucesos tan insólitos que suceden y miran para otro lado. Cortázar escribió alguna vez que “cuando ya no te quieran, lo sabrás, aunque no te lo digan. Lo sentirás desde lo más profundo del alma, porque la indiferencia jamás pasa desapercibida”.

Ojalá haya alguna generación, de las que se están formando, que vuelva a sentir el amor por lo nuestro, por la esencia de esta tierra que se ha quedado como el Macondo de García Márquez, recordando tiempos mejores y observando cómo se desagüan sus venas ante tanta desidia, injusticias y crueldad.

Lo más complicado es que Venezuela se queda poco a poco sola por muchos lados y, al parecer, por una razón compartida, aquí no hay oportunidades y quien las tiene se cansa de lidiar con tantas adversidades que pierde el interés de seguir intentándolo.

Grupos enteros de amigos, de familias, de pareja se mudan de paisajes, de lugares de encuentros, de climas y no los culpo pues huyen de la apnea de vivir en esta ruleta rusa.

El estar “solos” no se limita únicamente a quienes aún estamos en esta tierra, también lo hereda el que se va, el que comienza en otra parte y extraña, el que logra salir adelante pese a todo. La soledad instalada en nuestro gentilicio se ha convertido en aprender a vivir con la ausencia de personas, y de situaciones.

El aprendizaje. A quienes nos tocó esta parte de la historia hemos conseguido la manera de no mimetizarnos con el entorno, a que no nos defina la cultura que nos rodea, a defender lo que conocimos y a seguir pasándolo a quienes traemos atrás. Qué les puedo decir ante tanta realidad, quizás que soy optimista porque no parece muy útil ser otra cosa.

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