20 DE FEBRERO DE 2018 09:50 AM

El sector moderado de la oposición, que paga un alto costo político por tratar de negociar con el régimen de Nicolás Maduro una salida electoral a la crisis venezolana, debe ahora aproximarse al sector radical al que satanizó durante meses precisamente por insistir en que las elecciones amañadas del gobierno no conducían a ningún lado.

Y la necesidad de unirse en un solo movimiento de resistencia se torna imperiosa, señalan los analistas, quienes advierten que las elecciones presidenciales convocadas ilegítimamente por Maduro empujarán a su régimen a un camino de autoritarismo más claramente delineado, mucho más represor pero totalmente carente de legitimidad ante la comunidad internacional.

“La oposición tiene que reinventarse […] tendrá que redefinir sus relaciones internas, establecer nuevas formas de comunicación y de redes, y dejar de ser partidos netamente electorales para convertirse en partidos de resistencia cívica”, dijo Oscar Valles, profesor de Teoría Política de la Universidad Metropolitana de Caracas.

“Estamos en una encrucijada que pone a la oposición bajo una nueva agenda que no tenía previsto hacer, que es una agenda que la lleva nuevamente a un plano donde la resistencia frente a la dictadura requiere de una nueva estrategia que no se puede hacer exclusivamente en las calles, ni en las mesas electorales”, agregó.

Finalmente, y después de meses de criticar a los sectores de la oposición que venían instándole a hacerlo, los mayores partidos de oposición dentro de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) están dando señales de que no están dispuestos a participar en las elecciones presidenciales convocadas por el régimen para el 22 de abril.

Según la prensa local, solo los dos pequeños y cuestionados partidos políticos, Un Nuevo Tiempo y Alianza Progresista, aún no han descartado totalmente competir en unos comicios que están siendo rechazados por la comunidad internacional ante dudas de que el régimen permita la realización de elecciones libres y transparentes.

La falta de garantías de transparencia sumada al rechazo de la comunidad internacional y de gran parte de la población venezolana, que manifiesta no sentir confianza en elecciones convocadas ilegítimamente por el régimen, torna inviable la participación de la oposición en el proceso, dijo Orlando Viera-Blanco, asesor de la Asamblea Nacional, entidad controlada por la oposición.

“Insistir a ir a elecciones cuando la OEA, cuando el Grupo de Lima, cuando Europa, cuando los principales actores en el contexto internacional, están cercando al país [con la aplicación de sanciones], y a lo interno, la población se muestra desmoralizada, sería para la oposición terminar de enterrarse”, advirtió Viera-Blanco.

“La única manera en que pueden resucitar los actores de la MUD es alinearse con lo que le esta diciendo la comunidad internacional y lo que le esta diciendo al país a lo interno”, enfatizó.

Las últimas encuestas divulgadas muestran el descontento de la población con la propuesta de una salida electoral.

En una de ellas, elaborada en noviembre por la firma Pronósticos Marketing Consultants, María Corina Machado ganaría en elecciones primarias a dos de los dirigentes que previamente venían acaparando las preferencias, el ex gobernador de Mirando Henrique Capriles y el encarcelado ex alcalde de Chacao, Leopoldo López.

Machado, una de las más férreas críticas de las elecciones y del diálogo en República Dominicana entre la oposición y el régimen, aventajaba a sus rivales con un margen de 26 puntos porcentuales frente a los 18 puntos que obtenían López y Capriles a la vez.

El que la dirigencia de la MUD haya sido la última en abandonar el camino electoral no sorprende a muchos.

“La oposición venezolana tiene una doble falencia”, señaló el escritor, político y jurista venezolano Asdrúbal Aguiar. “En primer lugar, la oposición se compone, en parte de los últimos actores de la jornada política de finales del siglo XX, que fueron los partidos nuestros tradicionales que degeneraron al final en meras máquinas de negociación de cuotas de poder, y de ejercicios casi autistas de la vía electoral. No sabían hacer otra cosa que eso”.

Pero también están compuestas por lideres jóvenes, algunos de los cuales han estudiado en las mejores universidades de Estados Unidos sobre la administración de políticas públicas. Muchos de ellos están preparados, pero para una buena administración durante tiempos de normalidad.

Y los tiempos de Venezuela, son cualquier cosa menos normales, resaltó Aguiar.

Contra lo que está luchando el pueblo venezolano es contra un proceso que no solo fracturó el orden institucional, sino que también fracturó el tejido social y que es aplicado por una agrupación que asumió deliberadamente compromisos con el narcotráfico y con el terrorismo internacional, dijo Aguiar.

“Están luchando contra una organización criminal que secuestro una estructura de gobierno para usar al estado como plataforma para sus negocios internacionales”, insistió. “Salir de eso por la vía política ordinaria es imposible”.

Uno de los grandes problemas a ser superados por la oposición en la venidera etapa es la fusión de los diferentes sectores que se habían distanciado sobre el espinoso debate sobre la salida electoral.

“El principal reto que tiene la oposición venezolana en este momento no es doblarle el brazo electoral al gobierno, el principal reto que tiene es restituir la unidad política”, comentó Valles.

“Y esa restitución tiene que ser bajo nuevas bases, ya no basta simplemente mantener los esquemas previos de la Mesa de la Unidad Democrática […] Tiene que haber una profunda depuración, y una profunda recomposición de liderazgo unitario para que pueda darse la unidad política en Venezuela”, agregó.

AP

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