Destrucción, fango, incomunicación e incertidumbre ante el destino de sus familiares es el panorama que enfrentan los bahamenses cinco días después del azote del huracán Dorian a las islas Abaco y Grand Bahama.
El paisaje de autos volcados, escombros y lamentos confirman que, aunque ya comienza a fluir la ayuda humanitaria, esta no es suficiente para poner en pie una tierra que sino era el paraíso estaba muy cerca de cómo lo hemos imaginado.
“Yo rezaba que el techo no saliera volando porque era lo único que me sostenía”, contó al Miami Herald Chino Cornish, un residente de Abaco que pasó 24 horas agarrado a las vigas del techo de su casa tratando de no ahogarse en las aguas que alcanzaron los 10 pies, y que cuando logró bajarse, le llegaban al pecho.
“Mi padre perdió su casa el domingo y yo perdí la mía el lunes”, añadió Cornish, que no ha querido volver a su casa en una subdivision llamada Lady Lake porque no sabe si podrá enfrentarse a la destrucción.
Esta tragedia humanitaria es la que ha movilizado a individuos, líderes de países vecinos y organizaciones internacionales para emprender acciones de apoyo en la zona cero de la destrucción.
Desde Miami salió el jueves 5 de septiembre el crucero Empress of the Seas, de Royal Caribbean, que llegó al puerto de Freeport poco antes del mediodía.
Como carga llevaba cientos de cajas de cereal, botellas de agua y 10,000 raciones de comida fría y caliente para los damnificados.
Esta es la primera ayuda en arribar por vía marítima después de Dorian, afirmó Ellison Rolle, director de operaciones del puerto.
Los suministros se llevarán a 14 iglesias que servirán como puntos de distribución para toda la isla, señaló Tammi Mitchell, funcionaria de la Agencia Nacional de Manejo de Emergencia (NEMA) en Grand Bahama.
También se volcaron a ayudar a Bahamas en su hora más crítica varios líderes de países del Caribe, que el jueves llegaron a la capital, Nassau, para evaluar los daños del huracán Dorian.
El azote de la tormenta de categoría cinco, que golpeó a islas con vientos sostenidos de 185 millas, dejó un saldo de 20 muertos, una cifra oficial que se espera aumente a medida que avancen las labores de rescate.
Entre los líderes caribeños, que viajaron el jueves por la tarde a las islas Abaco y Grand Bahama, se encontraba el primer Ministro de Santa Lucía, Allen Chastanet, quien funge además como presidente del Caricom, una organización que agrupa a 15 países caribeños, entre ellos Bahamas.