Miguel Peña G.

@miguepeg

En cuarenta días de protestas masivas y continuas, los venezolanos siguen firmes en su convicción de sacudirse para siempre, ese oprobio enquistado en nuestra sociedad llamado chavismo. Es evidente, a todas luces, que el miedo se ha perdido; más bien parece incrementarse de manera exponencial el repudio hacia Maduro y su entorno. Ya el rechazo no solo es manifestado en las distintas ciudades del país, también, los venezolanos desperdigados en el mundo, han hecho lo propio en cada embajada, consulado u oficina de negocio donde se encuentran los enchufados.

Si bien, algunos de los factores comunes en las manifestaciones han sido las consignas, banderas, cascos, escudos improvisados, etc., la represión criminal y la muerte, se presentan como resultado final en este mes de lucha. La dictadura en un estado demencial, aumenta el grado criminal y asesino. Se sumerge cada día en una especie de pantano sangriento, donde convergen aguas fascistas y nacistas; mezcla de odio, resentimiento y violencia que deja sorprendidos al país y al mundo.

Maduro se engalana con las vestiduras de Calígula y Nerón. Despiadado, cruel, amoral, arrogante, grosero, demente y asesino, calificativos exhibidos por el dictador que, además, baila en cadena nacional mientras son masacrados los venezolanos, solo le falta tocar la lira. Maduro es un asesino, de eso no hay dudas. No accionó el gatillo, pero dio la orden de reprimir a mansalva y por ello, los muertos en las protestas opositoras son suyos. Él, es el verdadero responsable de que la desprestigiada GN, la PNB junto a las bandas armadas, hayan sembrado terror en distintas urbanizaciones y derramado en las calles del país. Sangre de ciudadanos inocentes, que solicitaban elecciones y respeto a la constitución. Leonardo Padrón escribió: “es trágico. Es espantoso. Nos están matando. Uno a uno. Sin descanso. Sin piedad.” Es duro, pero cierto.

Marisa Iturriza en su artículo, Va de Retro, en Talcual Digital, expone una verdad como un templo. “… Cada quien es más o menos libre de pensar como le parezca. Y no es que lo defienda, Va de retro, pero no puede atribuirse al Maligno cuanta fechoría se comete, librando de culpa a quienes -por ejemplo- arremeten impunemente contra civiles desarmados que protesten pacíficamente cuando lo consideren justo.”

Hasta el 12 de mayo la represión del régimen y los saqueos por hambre, han dejado el saldo atroz de 50 víctimas y más de 800 heridos (según el trabajo de investigación de RuRunes.com). Parece que el genocidio paso de ser individual a masivo. La preocupación y el asombro reina, no solo en los círculos opositores, sino en todos los estamentos del Estado. Aunque no parezca, son muchas las voces -que antes eran silentes e indiferentes- que comienzan a desmarcarse del tufo hitleriano que Maduro emana cuando acciona o habla con vacas.

Medio centenar son demasiados muertos encima, estadística negra con la que se despide la dictadura. Así es, no leyó mal querido lector; Maduro va de salida.  La negociación está en marcha y es inevitable. Esto es una pelota de nieve que va creciendo. Lo declarado por el Secretario General de la OEA en días pasados, señalando con nombre y apellido a todo el alto mando militar, y a fiscales castrenses que están juzgando -cual tribunal fascista- a jóvenes y adultos, es un señalamiento formal de quienes serán los primeros en rendir cuentas ante la justicia. La dictadura quemó todas las naves, nada más le queda reprimir, amedrentar e inventarse constituyentes a granel.

La oposición está en un escenario ideal, pues mueve todas las fichas al mismo tiempo. Calle, protestas, alianzas internacionales, presión institucional a través de la AN y la Fiscalía. Hay detalles que parecen tontos, pero que van dando luces de cómo va esto y la proximidad del final. No hay que tener miedo a ganar. El triunfo y el cambio ya ocurren frente a nuestras narices, pero no lo vemos; algo justificable, después de tantas metidas de pata y golpes contra la pared.

Thays Peñalver, en un extraordinario artículo titulado: Epa pana, todo va a salir bien, presenta casi un decálogo del porque el cambio se está gestando. “…Amigos, no preguntemos más cuando esto va a cambiar porque está cambiando frente a nuestros ojos de manera increíble. Sigamos presionando, porque lo que hemos logrado es bárbaro, logramos la coalición internacional y agrietar la cohesión del chavismo, que viene en desbandada, (todos sus apoyos internos y partidos alternativos condicionaron la Constituyente) estamos logrando el cometido. Al sistema moribundo le queda amagar, para negociar. Y a la oposición le queda presionar en las calles, para que esa negociación sea efectiva. Si amigos, Negociación. Métanselo en la cabeza. Este cuento, repito, se acabó. ¿Cuánto queda para que sobrevenga esa negociación? Por primera vez en esta historia, depende de usted y de la fuerza que tenga para seguir presionando. La era, está pariendo una hermosa nación. Y ahora yo les pregunto ¿Están cansados?”

El poder, el dinero y el apoyo popular e internacional de la dictadura son exiguos. Las locuras represivas son esfuerzos de aparentar poder para negociar su salida en una mejor posición. No tengamos miedo de sentir que vamos por buen camino. El único aterrado es Maduro y sus gaznates, pues como entona el réquiem de Mozart en la sequentia, Dies Irae: “cuánto terror habrá en el futuro, cuando venga el juez a exigirnos cuentas rigurosamente.” Vivimos días de ira, pero se ve una inmensa luz en el horizonte.

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