Son cinco los tanqueros que envío Irán a Venezuela cargados con gasolina, para ayudar al país caribeño a paliar la situación de escasez de combustible que se viene presentando desde los inicios de la cuarentena en Venezuela.

Según expertos consultados por el medio alemán, Deutsche Welle (DW), estos barcos podrían ser el nuevo foco de confrontación diplomática entre Estados Unidos e Irán, con Venezuela en el medio, teniendo en cuenta que lo enviado en cada buque está valorado en 45,5 millones de dólares.

El Presidente (E), Juan Guaidó, por su parte, ha asegurado que el potencial arribo de los barcos iraníes cargados con gasolina es ilegal y además ha llamado a la cooperación internacional para evitar que la situación llegue a materializarse según se lee en DW.

“Me parece que es un gran error pedir ayuda internacional para impedir que los buques lleguen”, afirmó a DW Benedicte Bull, experta en estudios latinoamericanos de la Universidad de Oslo. “La Asamblea Nacional no tiene facultades para impedir que entren buques con petróleo”. “Es bastante inhumano, porque hay un enorme sufrimiento en la población por la falta de gasolina”, agregó.

¿Ayuda, oportunismo, provocación? “Termina siendo varias cosas”, dijo en entrevista con DW Víctor Mijares, profesor de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, en Colombia. “Hay una situación de auxilio por parte de un aliado”. Irán y Venezuela mantienen relaciones muy estrechas desde la época del fallecido Hugo Chávez. “Ahora bien, es también una oportunidad en un mercado que está deprimido, pues Irán está sufriendo las consecuencias de esa depresión”, agregó Mijares. Nadie dijo nada de altruismo.

Para Leonardo Bandarra, investigador en seguridad internacional del Instituto de Estudios Regionales GIGA, con sede en Hamburgo, el estrechamiento de las relaciones entre Caracas y Teherán puede entenderse como una “externalidad” del viraje de Trump respecto a la época de Barack Obama en la Casa Blanca, que buscó un relajamiento de las tensiones.

El envío de los buques, sin embargo, sería algo más que un gesto humanitario y un buen negocio, opinó Mijares: “Termina siendo una provocación inevitable”. Inevitable porque se adentra en el área de influencia directa de su gran rival geopolítico en la región latinoamericana. Y, en su opinión, no con absoluta inocencia: “Creo que Irán está tratando de testear cuáles son las reacciones que el Gobierno de Trump puede tener en estas circunstancias. Y Venezuela también”.

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