Por Anahis Cruz

Alfredo Matheus Diez, es un talentoso ingeniero de sonido venezolano que ha destacado en el mundo de la producción discográfica gracias a su ingenio y grandes cualidades musicales. Este caraqueño aunque lleva muchos años viviendo en Miami, (EEUU), no pierde su acento ni su esencia para dejar en alto el nombre de Venezuela. Y es que hablar de Alfredo es reconocer en él a un hombre virtuoso que está detrás de los nombres de grandes artistas de talla internacional.

Alfredo es cantante, compositor, ingeniero de sonido, corista, como él mismo se define un «hace todo» en el mundo de la música. Su carta de presentación es su fina escritura que tiene reconocimiento internacional, su nombre está detrás de grandes éxitos musicales como: “Qué precio tiene el cielo” de Marc Anthony, “Lloran las rosas” de Cristian Castro, “Si tu quisieras” de Luis Fonsi y «Nunca te olvidaré» de Karina.

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Matheus cree que heredó el talento y el talante de su padre a quien considera muy «handy man», corriendo con un destornillador en las manos, creando, haciendo, construyendo, reparando, siempre en el taller, con olor a pega, con el sonido de la sierra y en el aire la madera. Ahora adaptado a otros ambientes de máquinas, mezcladoras, instrumentos, voces y compases, pero siempre creando.

Y en eso de «hacer de todo un poco», no sólo compone, sino arregla y está en la lista de los mejores ingenieros de sonido del mundo. Ha trabajado junto a Plácido Domingo, Rocío Durcal, Marco Antonio Solís, Juan Gabriel, Daniela Romo, Paloma San Basilio, La Orquesta Sinfónica de Miami. Incursionó además en el mundo de la salsa de la mano de Marc Anthony, Celia Cruz, Tito Nieves, Jerry Rivera, Jennifer López, Maluma y muchos más que de seguro harían interminable la lista de grandes artistas.

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Todo comenzó con una serenata

Alfredo jamás imaginó que aprender a tocar la guitarra para llevarle una serenata a su vecina transformaría su vida. Con las hormonas revueltas y enamoradísimo decidió sorprender a la jovencita que había robado su corazón. «Pedí prestada una guitarra y estuve como tres meses aprendiéndome unos acordes y así empecé dizque a cantar. No todo resultó como quería, terminé preso por alterar el orden público antes de dar la serenata».

Esos tres meses de estudiar acordes le dieron a Alfredo la pauta y a partir de allí nunca más dejó de tocar guitarra, se convirtió en su confidente, fiel amiga y compañera de días.

Tras aprender a tocar la guitarra se enamoró de la música y descubrió un infinito mundo, llegó la primera banda: AREA. Junto a sus vecinos y su hermano armó un pequeño grupo musical en El Cafetal, «con los vecinos había un tecladista, mi hermano y yo e hicimos una banda de rock y escribíamos canciones, tocábamos en los colegios, entre los vecinos, en las fiestas familiares. Era muy divertido, estábamos en todas partes».

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Deja Venezuela y comienza a buscar su sueño

Luego de culminar sus estudios de bachillerato, Alfredo se muda a los EEUU y decide adentrarse con seriedad en el mundo de la música y estudia ingeniería del sonido, teoría y solfeo, guitarra y canto. En sus pasantías de estudios profesionales es donde conoce a grandes productores que se gana con su buena disposición y su gran talento. «Ellos vieron en mí, mi talento y me apoyaron mucho y allí comencé a hacer carrera».

El reconocido productor cubano Rudy Pérez le da grandes oportunidades en su estudio y después de varios años de cultivar el conocimiento, llega su primera producción con Danny Rivera, «un disco que disfruté mucho, fue muy bonito y conocer a la persona, al compositor y cantante que hizo Madrigal, esa canción con la que aprendí mis primeros acordes y con los que me enamoré de la música».

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De Karina hasta Maluma

«Ruddy Pérez es un productor extraordinario, progenitor de la música latina, tuve la suerte de caer en ese estudio siendo su lleva y trae, es la verdad». Así lo recuerda después de muchos años y muchos éxitos Alfredo Matheus, quien tiene en su haber una larga lista de premios y reconocimientos a su trayectoria musical, compartió y aprendió de Pérez por unos siete años. «Tuve la suerte grandísima de caer en ese estudio, me vi reflejado en sus talentos».

Luego llegó Bebu Silvetti, pianista, arreglista y productor musical con quien trabajó por más de seis años y se perfeccionó como ingeniero musical para posteriormente abrirse paso como productor independiente. Más adelante conoce y trabaja con Sergio George, Marc Anthony, los más grandes salseros, Celia Cruz, Tito Nieves, Jerry Rivera, Jennifer López y así hace carrera como salsero, trabaja con bachata y cantantes más jóvenes como Maluma y Wisin.

Con alegría y añoranza recuerda sus inicios como compositor y que le dieron el reconocimiento que hoy mantiene y por el que trabaja día a día: «la primera canción fue «Nunca te olvidaré» de Karina, a la par de esa época, «Amaneciendo en ti» interpretada por Cristian Castro», esos fueron mis inicios como compositor.

Lloran las Rosas

Las casualidades no existen, pero «Lloran las Rosas» llegó por casualidad a manos y oídos de Cristian Castro quien de inmediato se enamoró de la composición que luego de escucharla sólo dijo «que canción tan bonita, sería un honor para mí poderla cantar, va a ser un palo». Y así fue la reacción del mexicano para con el tema que su creador no quería soltar, «era mi canción, realmente no tenía idea de lo grande que llegaría a ser, es más de lo que yo esperaba, sigue siendo icónica. Con ella comenzó mi carrera, despegó. La quería para mi primer disco, pero hoy no me arrepiento».

Un sorpresivo Grammy toca la puerta de su casa

Su empeño, su disciplina y esfuerzo lo han llevado a conseguir múltiples premios como reconocimiento a su talento, a sus obras musicales. Tiene en su haber al menos 6 Grammy y tres ASCAP en reconocimiento a su trabajo como ingeniero de sonido y compositor.

El primer Grammy sin duda fue una gran sorpresa, no se lo esperaba. «Había trabajado con Olga Tañón, era muy joven y grabe la fase rítmica en el proyecto «Yo por ti» y ella se ganó el Grammy. Me sentí orgulloso de ella sin saber que el ingeniero también se lo ganaba. El 15 de noviembre fue la entrega y yo no me enteré, no mostré intenciones de ir hasta que llega enero que es cuando los entregan formalmente. Estaba en mi casa y suena el timbre y veo en la puerta una caja: «Academia Nacional de los Premios Latinos», y es cuando me entero que he ganado mi primer Grammy, fue inolvidable, era tan joven, no me lo esperaba», reconoce hoy con mucha humildad y con una alegría indescriptible que los años no han mermado y con la firme promesa de no volver a faltar mientras pueda a una premiación de los Grammy.

Alfredo asegura que «recibir un premio es una experiencia y un logro maravilloso, nada supera los frutos del crecimiento personal y el compromiso personal con la excelencia. La competencia es conmigo mismo».

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El secreto del éxito

Este venezolano que a pesar de los años fuera de su país, no pierde el acento, no pierde su esencia y decidió compartir lo que para él es el secreto del éxito: «preparación, dedicación y constancia». Tres aspectos que considera fundamentales para el éxito.

«Sino hay preparación, dedicación y constancia no hay éxito, si tengo que agregar una palabra más es sacrificio, porque realmente no se puede llegar a la excelencia sino hay sacrificio. Hoy la música aparentemente es tan fácil de hacer con tanta tecnología, pero eso no es talento, la música es mucho más que eso, es más humana que eso y sino hay estos cuatro aspectos es muy difícil obtener el éxito» concluyó Alfredo.

La historia de este ingenier musical, talento venezolano nos motiva a luchar y trabajar por los sueños para seguir dejando el nombre de Venezuela en alto.

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Producción: Leider Duran