Por Mariángel Suárez Así lo veo yo
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En Venezuela la definición de héroe cambió. Si ustedes buscan esta palabra en el diccionario dirá, literalmente, “persona que se distingue por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente si requiere mucho valor”, saben qué sucede cuando la tratan de ubicar en este país, que más que palabras son las acciones la que le dan sentido. Y si buscan un poco más, les saldrá una lista de más de 60 venezolanos que, con el coraje más impresionante que he presenciado, han dejado su vida en la avanzada hacia el rescate de la nación que perdimos hace casi dos décadas.

En mi país se acabaron los mesías. Se acabó endosarle a una sola persona el presente y el futuro de una tierra, donde la riqueza abunda pero los sinvergüenzas también. Hemos aprendido, por la vía difícil, que la maldad puede llegar a no tener límites. Presenciamos a diario, cómo el que se prepara y lucha por lo que quiere se queda sin oportunidades. Como el bueno es reprimido y los malos son premiados, y no es el guion de una mala película, es la realidad de una Venezuela que estamos exorcizando.

Si nos preguntáramos, dónde nacen los héroes de este país, la respuesta la tendríamos frente al espejo. Estar atrapados en estos más de 900 mil kilómetros que conforman Venezuela tienen la respuesta. Para más exactitud busquemos el testimonio de los familiares de los jóvenes muertos en las manifestaciones pacíficas, y de los cientos de detenidos y de afectados por la represión de la que somos víctima. Allí conseguirán las razones por las que se cambió la definición de héroe en este país, no es ficción es una realidad cruda y dura.

La fuerza indetenible de un pueblo tiene sus consecuencias. Y para que sepan, no es que no se siente miedo es que seguir viviendo en un mundo al revés, donde al parecer la frase “una atrocidad más” es rutina, nos llena de pavor y de valentía en partes iguales. Al día de hoy, como yo lo veo, héroes somos todos, porque cada cosa a la que nos exponemos requiere de mucho valor y de apelar a todo el potencial que se tiene para enfrentarlo.

Por estas calles de mi Venezuela, reapareció la compasión y la valentía, están inundadas de gente que camina fuerte y que se hace sentir. Están desbordadas de nombres que pasarán a la historia, unos iniciaron su vuelo eterno, otros caminan incansablemente hacia la libertad.

Como decía Nietzsche “aquel que tiene un por qué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos”, y en Venezuela nos sobran los por qué.

 

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