Jueves 27 de Julio 2017 hora 10:04 am

¿Quieres hacer crecer tu dinero pero sin poner en peligro grandes sumas?

O tal vez sólo sientes curiosidad por probar el mundo de las inversiones y los fondos de riesgo.

O quizá, estás convencido de que quieres participar en la fiebre inversora que vive en la actualidad el sector financiero, pero no dispones de mucho capital.

Ninguna de estas situaciones supone hoy en día un obstáculo.

Aunque la crisis financiera hizo que muchos perdieran la confianza en la banca.

Algunos vieron como los ahorros de toda su vida se esfumaban porque sus bancos los habían invertido en productos complejos que resultaron no tener el valor esperado.

El sector inmobiliario, que se había puesto de moda como una forma de hacer crecer los ahorros, también había colapsado.

Una mano con un celular y la app

Ante el desengaño, muchos optaron por invertir su dinero es startups o fondos, donde las sumas captadas han alcanzado en los últimos años cifras récord.

Esta moda ha hecho que surjan en distintas opciones en varios países dirigidas al inversor novato o de bajo presupuesto.

Fondos de inversión low costportales con esquemas innovadores y hasta aplicaciones para celulares se encuentran a la caza del dinero ocioso sin discriminar por el tamaño de la billetera.

La tecnología ha ayudado a facilitar el acceso a este mundo complejo a quien quiera probar suerte.

Están pendientes de los descuentos y servicios de bajo costo así que son buenos ahorradores. Pero se niegan a poner su capital en peligro.

Un hombre contando monedas

El 46% lo considera muy arriesgado, según la encuesta anual que realiza el mayor fondo de inversión del mundo, Blackrock.

Entre las generaciones anteriores, esta opinión sólo la comparten entre el 33% y el 39% de sus integrantes.

En Estados Unidos, el 80% de los millennials no posee ninguna acción en bolsa, según otra encuesta realizada por la aplicación Stash.

Stash es precisamente una de las compañías que está tratando de reducir esa brecha.

De momento, sólo está disponible en Estados Unidos. El usuario ha de descargarla, responder algunas preguntas sobre sus finanzas personales y luego puede empezar a invertir con una cantidad mínima de US$5.

La app se esfuerza por explicar de una manera sencilla todas sus opciones de inversión, dejando fuera los tecnicismos y hablando a sus clientes con un lenguaje simple.

Con ella se puede comprar fracciones de acciones o inyectar dinero en fondos de inversión cotizados (ETF por sus siglas en inglés).

Celular con la app Moneybox

El usuario decide alternativas como «Defender a Estados Unidos», que invierte el dinero en empresas estratégicas de seguridad o del sector aeroespacial, como Boeing.

O «Titanes de Internet», que hace lo propio en empresas como Microsoft o Facebook.

A cambio, cobra una cuota mensual de US$1 a quienes muevan menos de US$5.000 y una anual del 0,25% a quienes superen esa cantidad.

Adiós al cambio cuando hagas compras

Acorn y Moneybox son muy parecidas, pero una opera en Estados Unidos y la otra en Reino Unido.

La coincidencia es que si decides descargarte alguna, ya puedes ir olvidándote del cambio cada vez que hagas una compra con tu tarjeta.

Por ejemplo, si pagas US$22,50 en un restaurante, estas apps harán un redondeo y se quedarán con los US$0,50 que faltan para llegar a los US$23.

El dinero se irá guardando en una o varias cuentas que crees en su plataforma.

En el caso de Moneybox, este se destina directamente al fondo que elijas que puede ser de bajomedio alto riesgo.

Un letrero de Wall Street en esa calle

Acorn espera a que reúnas US$5 para invertirlo.

Ambas aseguran fomentar que ese vuelto, que probablemente el usuario acabaría gastándose, se invierta y genere retornos.

Al igual que Stash, ambas cobran una cuota mensual de US$1 y una libra, respectivamente.

Crowdlending

El crowdfunding es una de las herramientas que se popularizaron entre los emprendedores en los años en que los bancos cerraron el grifo de los préstamos.

Pero para que alguien reciba dinero, otro tiene que entregarlo.

Y aquí es donde aparece el crowdlending, que consiste en financiar proyectos o empresas junto con muchos otros inversores a través de plataformas que se encargan de hacer una criba para asegurarse de que la inversión tiene futuro.

La ganancia procede del pago de intereses que realizan las firmas financiadas. Como si se tratara de un préstamo bancario.

Crowdfunder, en México, es un ejemplo. La cantidad mínima a invertir depende del proyecto, pero hay algunos en los que se puede participar del préstamo a compañías por menos de US$100.

Una chica enseña la llave de su nueva casa

En España, el portal Housers ha sido una de las novedades de los últimos años.

Housers recauda dinero para invertirlo en proyectos inmobiliarios. Cuando consigue la suma que necesita, cierra las participaciones y compra el proyecto.

La cantidad mínima que se exige es de 50 euros (unos US$58) y los inversores reciben su ganancia cuando el inmueble se ha vendido.

Un experto en este sector explicó a BBC Mundo que este modelo de crowdlending dedicado al sector inmobiliario ha fracasado en otros países pero que, «por algún motivo», funciona en España, donde esta industria siempre ha tenido mucho peso.

Fondos de inversión de bajo coste

La opción más tradicional es la de recurrir a un fondo de inversión y los hay en versión low cost, es decir, que no exigen grandes cantidades para participar en ellos.

El más usado es Vanguard.

Una planta crece en un jarro lleno de monedas

Su peculiaridad es que el fondo pertenece a los inversores y no a terceros, por lo que se puede permitir cobrar tarifas más bajas que sus competidores.

La firma cobra una tarifa mínima de US$20 anuales por cada cuenta.

Su popularidad ha crecido tanto en los últimos años que se ha convertido en el segundo más importante del mundo, sólo por detrás de Blackrock.

En la actualidad controla inversiones por US$4,4 billones y, de hecho, apps como Moneybox y Acorn invierten el dinero de sus usuarios en él.

Sea cual sea la opción que se elijas, nunca hay que olvidar que invertir implica asumir el riesgo de perder parte o la totalidad de ese dinero.

BBC MUNDO

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